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A veces me pregunto, ¡Quien plantó o sembró a los negros, a los japoneses, a los nórdicos, a las razas autóctonas de América? Diametralmente diferentes unas de otras. Creo que quien lo hizo, marcadamente diferentes para que cada quien se salve por sus propios medios. Trato este tema, por la indignación que me causó el enterarme que el mandamás del arbitraje en México, un fulano llamado Arturo Brizio Carter, insultó a nuestro paisano y silbante de partidos de futbol Adalid Maganda Villalva, al llamarlo “pinche negro”, entre otros insultos, todo con el fin de correr al moreno del arbitraje profesional, agregándole que no había pasado los últimos exámenes de condición física.

Los guerrerenses en su mayoría somos morenos de pómulos anchos, descendientes de indios, españoles, negros y hasta asiáticos. Hasta aquí estamos bien, el problema es cuando viajamos tierra adentro, a muchos guerrerenses luego nos identifican, por el color serio de nuestra piel. Este hecho, debió ser condenado enérgicamente por el presidente de la Asociación de Árbitros del Estado de Guerrero, me refiero al licenciado Urbano Magdaleno Pérez, pero no fue así, al menos públicamente no se supo nada, y es fácil imaginarse porque, por la sencilla razón de que los contados árbitros profesionales que tiene el Estado, no vayan a ser vetados en sus actividades a nivel nacional, usted sabe la política y el deporte.

Pero este drama para Adalid aquí no termina, apenas iba saliendo de una, cuando entra en otra, andando haciendo tramites en la CDMX, propios de su profesión, este afroamericano, tiene la desdicha con toparse con una agrupación policiaca, misma que lo confunde con Colombiano; así que usted ya sabrá los métodos de investigación “científica” que tienen nuestros policías, y vueltas y vueltas, al momento que le exigían que se declarará parte de una organización delictiva de Colombia. El tormento terminó cuando lo hicieron cantar el himno Nacional Mexicano.

Creo sin temor a equivocarme, que el racismo en México es más grave que el que vivió Sudáfrica en su momento, allá sólo eran dos razas blancos y negros, aquí se le agregan los indígenas, criollos, mestizos y descendientes de asiáticos, cuyo conjunto huele a zopilote remojado. Lo cierto es que quien discrimina tiene una enfermedad mental muy grave, está muy enfermo; sufre un fuerte complejo de inferioridad, mismo que lo manifiesta insultando a sus diferentes.

El racismo en México está más acentuado de lo que se cree, para muestra un botón; allí esta televisa y sus taranovelas, vea si de pura casualidad actúa en sus bodrios, un mexicano moreno, prieto u obscuro, para nada, el racismo puro. Los negros y morenos tenemos también talento. Por eso le voy a proponer a López Obrador que autorice un canal de TV en donde sólo actúen morenos, y si van a actuar blancos, harán papeles de mozos, sirvientes, choferes y lavapisos.

En lo personal rodaré el melodrama cuya trama principal tratará de un próspero empresario –o sea yo- que tiene amoríos con su sirvienta, una rubia ojiazul de uno ochenta de estatura, a fuerza de verse a escondidas, la pretensa sale “pastel” y al próspero empresario se le viene el mundo encima, así se llama en su novela el hermano de la rubia, Mundo. La telenovela se llamará “La Venganza de Chimalpopoca”. ¡Que conste que nosotros no empezamos! Juzgue usted caro lector, las envidias que despertó y desató la actriz Yalitzia Aparicio, muchas actrices mexicanas se morían de envidia por los premios que alcanzó al ser protagonista de la película “Roma”. Vaya hasta mediocres como Sergio Goyri se sintieron ofendidos y saben porque, porque Yalitzia Aparicio es cien por ciento indígena.

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