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(Por Popo Astudillo Méndez)

Detrás de un gran hombre, hay una mujer sorprendida. Lo cierto es que un hombre que entiende a una mujer es un sabio; el que desprecia es un ignorante, y el que la golpea es una bestia. No hay mujer fea ¿Quién inventó la idea de mujer fea? Toda fémina por el hecho de serlo tiene sus encantos. ¿Qué le dió Dios a la mujer? A los toros sus cuernos amenazadores, al rey de los animales fauces amenazadoras, vigor a las patas del caballo, el pez nada, la liebre a falta de valor, corre con agilidad, y a la mujer. La belleza. Esa es su mejor armadura, sus dardos, su escudo, todo cede a su belleza; y a eso le agregamos su inteligencia, su sabiduría de madre, esposa e hija. Remontémonos a la primera pareja, según nuestra tradición judeo-cristiana; allá en el jardín del Edén, cuando Eva se atrevió a soplarle a una caña hueca y Adán corroído de envidia por el descubrimiento, exigió que la advenediza recién llegada cesara de producir ese sonido, diciéndole que era horrible. Imbecillior sexus. Término así definido por la iglesia católica, al querer ingresar a un ámbito que la inseguridad masculina reclama como suyo. A propósito, en este siglo que aún inicia hay mujeres pilotos de avión, ruleteras, cirujanas, matemáticas, jefas de Estado, toreras, guerrilleras, mujeres soldado y policía. Sólo una misa a o un rezo judío por quién sabe que misterios de la santa testosterona no pueden ser presididos por la mujer. En consecuencia sólo hay dos estructuras de poder en Occidente donde, por definición, ningún puesto por humilde que sea, puede ser ocupado por un antropoide femenina: las jerarquías del catolicismo y del judaísmo ortodoxo.

Lo cierto es que hay mujeres que dejaron huella indeleble. Todas llegaron al mundo en diferentes épocas y contextos de la humanidad. Contra toda estadística, cristalizaron sueños, obsesiones e ideales y; antes de partir, se aseguraron de heredar momentos formidables que hablaron –para bien o para mal- por el resto de la historia. Damas y divas sin las que el mundo no sería igual. Cleopatra. “La eternidad estuvo en nuestros labios y ojos”. Sor Juana Inés de la Cruz. “Yo no estudio para saber más, sino para ignorar menos”. Marie Curie. “Un científico en su laboratorio no es un simple técnico es también un niño frente a fenómenos que lo impresionan como si fueran cuentos de hadas”. Simone de Beauvoir. “La mujer no nace, se hace”. Indira Gandhi. “El mundo exige resultados. No le cuentes a otros tus dolores de parto. Muéstrales al niño”. Evita Perón, la reina de los descamisados. “Donde existe una necesidad, nace un derecho”, o “En el mundo debe desaparecer alguna de las dos clases sociales”. ¡Que lucidez de pensamiento! Carly Fiorina, ejecutivo de H.P. “No tengas miedo de tomar decisiones, no tengas miedo de cometer errores”. Madre Teresa de Calcuta, la presencia de Jesucristo encarnado en una mujer. María Félix, gran diva mexicana de hermosura sin igual y un carácter de la chingada. En resumen, desde que mujer y hombre han vivido en pareja, jamás de los jamases el masculino ha entendido, comprendido y tolerado a la fémina. No deseo que lleguen los tiempos en que la mujer sea igual al hombre porque lo ha alcanzado en su perversidad. Una mujer jamás se ha perdido sin la ayuda de un hombre. ¡ARRIBA EL 9-M!.

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